Con 11 años desenmascaró el reiki y se convirtió en la persona más joven en publicar una investigación en una revista médica

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Hace muchos años, vivía un Rey demasiado preocupado por su vestuario y apariencia. Un día, navegando por Instagram, leyó que dos influencers habían encontrado el traje más suave, cool y maravilloso del mundo. El desfile anual de su pequeño reino era en unas pocas semanas y no se lo pensó dos veces: "lo quiero".

Los influencers eran los famosos hermanos Farabutto y, para los que no los conozcan, os diré que no, no tenían ese traje. Pero ante la petición del rey, quisieron hacer dinero y lo convencieron de que la tela era tan especial que era invisible para los estúpidos o incapaces. Y si los Farabutto decían eso, a ver quién les llevaba la contraria. Se hacían llamar los "Elon Musk" de la alta costura.

Eran, en todo caso, un Musk como este. El día del desfile, el rey salió a la calle como su madre le había traído al mundo y nadie se atrevió a decirlo. Todos tenían miedo de que sus vecinos pensaran que era unos inútiles. Hasta que, casi al final del día, la comitiva se cruzó con un niño que empezó a reírse y dijo: "¡El Rey está desnudo!"

Decía Andersen que a veces solo hace falta eso: la mente de un niño. Y de eso quería hablaros hoy, de la mente de una niña. Era 1996, se llamaba Emily Rosa y con su "¡El Rey está desnudo!" se convirtió en la persona más joven que jamás ha publicado en una revista médica de alto nivel.

Todo empezó por casualidad (o, al menos, eso nos dice la historia). Un día de 1996, Emily Rosa vio un vídeo dedicado al Toque Terapéutico (una versión del reiki desarrollada en los años 70). En el vídeo, su creadora, Dolores Krieger, explicaba cómo era capaz de sentir el "campo energético humano". Según sus propias palabras, ese campo era algo "cálido como la gelatina". Eso dejó impresionada a la pequeña Emily Rosa.

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La Feria de Ciencias de Colorado se acercaba y decidió que su proyecto se dedicaría a ver si los practicantes del Toque Terapéutico "realmente podían sentir algo". Emily ideó un experimento muy simple: se sentaría frente a los terapeutas en una mesa. Estarían separadas por una pantalla opaca con dos agujeros.

Los terapeutas tendrían que colocar en ellos las manos, cubiertas por una toalla. Emily pondría su mano sobre una de las manos de los terapeutas al azar (tirando una moneda) y ellos tendrían que decir cuál. Podrían tomarse todo el tiempo que quisieran.

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Hizo 280 pruebas a 21 especialistas en Toque Terapéutico y ellos solo escogieron la opción correcta el 44% de las veces. Es decir, las técnicas de percepción de la energía humana lo hacían ligeramente peor que si se hubiera escogido las respuestas al azar.

No es lo que se denomina un experimento tremendamente sólido: su madre era activista del movimiento escéptico y el número de participantes fue muy pequeño, pero no hizo falta más. Era evidente que el emperador estaba desnudo y de qué manera.

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