Con la democratización de lo electrónico y la normalización del comercio on-line los dispositivos son cada vez más accesibles y económicos, y desde el sofá de casa podemos conseguir cualquier producto fabricado en la otra punta del mundo por calderilla. La electrónica del placer no escapa a esto, por eso hemos querido ver qué podíamos conseguir buscando los juguetes sexuales más baratos de Aliexpress y ver qué nos llegaba finalmente.
La búsqueda no fue fácil, no porque sea difícil de encontrar, sino porque hay cientos de páginas a partir de precios irrisorios incluso por debajo de 1 euro. Con tal de que fuese algo más "entretenido", decidimos partir del más barato teniendo en cuenta la promesa de cierta interacción, dejando a un lado los más sencillos y menos electrónicos.
Las sorpresas empezaron ya tras abrir el primer sobre (cuando recibes paquetes con relativa asiduidad crees que ya nada puede sorprenderte, pero no, comprobado). Os contamos en detalle lo que esperábamos, lo que finalmente recibimos y qué tal son estos juguetes sexuales low-low-cost.
Quienes hayáis hecho compras en páginas como Gearbest o Aliexpress estaréis familiarizados con los largos periodos de entrega que hay debido al propio envío y al bajo coste. En ocasiones tarda tanto que, de no ser algo que esperemos con gran ilusión y desespero, puede que incluso lleguemos a olvidarnos de ello.
Algo así nos pasó con estos juguetes, aunque justamente fue con el que más cara de póker se nos quedó. Pongámonos en situación: un día como otro cualquiera de trabajo vienen de Correos para entregarte un sobre con las características típicas de un envío desde China (sobre gris claro, etiqueta pegada ya en España con un nuevo remitente, arrugado, etc.). Un sobre pequeño que te deja pensando: ¿qué es lo que pedí?
Lo abres y te encuentras una especie de ¿muñequera? ¿Goma? ¿Funda? Sigues pensando y al ver un corchete de presión pensamos en qué puede encajar (¿ropa?). No hay nada más en el sobre: ni unas instrucciones, ni un dibujo, ni una etiqueta. ¿Qué diantres ese pedazo de tela elástica gris, quién te lo envía y para qué lo pediste?
Entonces caes (con ayuda externa, eso sí, y muchas risas): hace un mes viste por Aliexpress este fantástico manguito para pulsos eléctricos para pene por 1,15 euros. Es decir, aquello que pensaste que podía ser una venda compresiva para la muñeca es un manguito de placer para el miembro sexual masculino.
Tras el mindblowing al descubrirlo, nuestro gozo en un pozo cuando vimos que sólo se incluye el manguito y que nos tendríamos que hacer con el dispositivo que provoca las corrientes. De hecho, no sabemos muy bien cómo lo conectaríamos, dado que estos aparatos de estimulación eléctrica normalmente tienen una conexión para introducir un cable conductor proveniente del objeto a electrificar, como éste también en Aliexpress.
Así que esta primera experiencia nos quedó algo coartada. Y con el misterio de para qué será el corchete de compresión...
Algo parecido a lo anterior nos pasó con las pinzas para pulsos eléctricos para pezones, por una friolera de 1,17 euros. No se repitió la parte de "¿Pero esto qué es?" porque por suerte es algo bastante identificable, pero nos quedamos a medias tras ver que necesitábamos el componente interesante: el de la electricidad.
Esta vez al menos sí hay una conexión algo más familiar que la del corchete de presión. Una que encaja en ese aparato de producir pulsos eléctricos que mostrábamos en el manguito para penes, sin el cual las pinzas son simples pinzas.
En cuanto a éstas cumplen bastante bien con lo que se muestra en la página de producto. Se trata de pinzas de plástico con un cilindro de metal en una de sus puntas, lo cual conduce el voltaje que puede generarse si las conectamos al dispositivo de pulsos eléctricos. Para el coste que tienen están relativamente bien construidas y la bisagra parece fiable y resistente, aunque habría que ver tras sucesivas electrocuciones.
En cuanto a cómo vienen, de nuevo no tenemos ni una etiqueta, ni ninguna recomendación de cara a la colocación o al uso. Tanto en el anterior producto como en éste interviene la electricidad, pero no hay ninguna advertencia ni un folleto con al menos algún dibujo. Nada.
La discreción puede ser importante si nuestra idea es la de adquirir un juguete sexual para llevarlo a cualquier sitio. Por suerte para quien quiera algo más disimulado sin gastarse más de euro y medio, el mercado de la electrónica sexual low-cost también provee, por ejemplo con este vibrador con forma de pintalabios.
Una vez lo recibamos sólo necesitaremos una pila de tipo AAA (que no viene incluida) y las nociones de montaje nivel Kinder sorpresa amateur. La falsa barra de labios es de plástico y se inserta sobre un soporte en el que hay una pegatina que indica las distintas posiciones en las que se puede rotar para activar, desactivar o abrir.
En esta ocasión sí cumple bastante bien las expectativas. La caja nos llegó algo perjudicada, pero el contenido estaba intacto y tras colocar la pila ha funcionado a la perfección, teniendo una sola opción de intensidad y pauta de vibración (constante).
La discreción es relativa: canta bastante que el carmín no es tal, que es plástico, aunque teniendo en cuenta la variedad existente de tamaños de barras de labios de hoy en día sí puede colar. Lo que digáis si alguien os pide compartir vuestra barra de labios porque le gusta o la ha olvidado ya será cosa de cada uno.
Nostálgicos de Apple, no creáis que no tenéis vuestro gadget sexual ideal en ese divino océano de posibilidades que son los comercios electrónicos chinos. Si la imitación es una manera de mostrar admiración, ¿por qué no aplicar esa idea en el mundo del juguete sexual de bajo coste para llevar?
Quizás sea una idea algo más discreta que esa barra de labios con truco que veíamos antes, ya que se trata de un vibrador cuyo mando tiene un mando con diseño de un iPod Shuffle, salvando las distancias. Cuesta algo menos de 2 euros y se compone del vibrador (con forma... Relativamente convencional) y el controlador, que imita la forma del reproductor de música de Apple.
Eso sí, nada de aluminio anodizado: plástico, plástico everywhere y una pinza que no da demasiada confianza. El vibrador se abre a lo sorpresa de huevo Kinder para instalar las dos pilas AAA que necesita, y por su parte el mando también se abre, si bien ya incluye la pila botón que necesita.
Aunque la pila en nuestro caso estaba agotada, por lo que tuvimos que separar los contactos, separar la pila y poner otra (de 3 voltios). Los contactos en la pila original estaban adheridos a presión, lo cual no pudimos hacer igual, y tuvimos que hacer un apaño para que éstos quedasen pegados y se cerrase bien el circuito.
El mando se desmonta fácilmente y una vez se hace el apaño con la pila puede volverse a encajar (si bien los botones pueden quedar algo sueltos). Esto nos sirvió también para ver que hay tres botones en la pequeña placa de electrónica, y ver que caen sobre los dos lados de la rueda del pseudo-iPod (es decir, lo que sería avanzar y retroceder de pista) y el botón central, que en este caso tiene la palabra "HIGH".
Los botones del mando hacen clic, superando nuestras expectativas una vez lo sacamos de su bolsita de plástico. Los botones de "retroceder pista" y el central parecen compartir función (encender, aumentar un grado la intensidad, parar) y el de "avanzar pista" cambia la frecuencia de vibración (seguido, a golpes, etc.). Ah, y no hace falta ni vincular, ni sincronizar ni nada: pones las pilas y a vibrar, tal cual.
Porque los electroshocks no sólo han de ser recibidos en las partes protuberantes de nuestro cuerpo. Porque la fantasía no está reñida con el masoquismo. Porque el bajo coste no significa que haya que prescindirse de lo "cuqui".
Esto lo teníamos que probar sí o sí. Ríete tú de las abejas o las cucarachas electrónicas de 'Black Mirror' con esta sencilla y efectiva Mariposa de pulsos eléctricos, que por unos 2 euros viene con todo lo necesario para producirte pequeños chutes eléctricos.
Y atentos que en esta ocasión contamos con [redoble] manual de instrucciones, si bien es un dispositivo tan sencillo que ni siquiera requiere leérselo salvo que queramos usar la función de programar (¡programar!). La mariposa llega montada y con una lámina que protege la superficie que se pega a la zona en la que queremos recibir los pulsos eléctricos.
Una vez ponemos la pila (una de 3 voltios) y pulsamos el botón de "On", empieza la diversión. La duración y el intervalo de tiempo de las descargas dependerá de qué modo elijamos (está explicado en el folleto de instrucciones, no de manera demasiado intuitiva pero logra entenderse).
La mariposa llegó en perfecto estado, los materiales y la construcción no están nada mal y funcionar, funciona. Otra cosa es que esto nos resulte agradable.
De la experiencia con estos juguetes nos quedamos con tres cosas: los nombres de los artículos son magníficos, hay que ir con ojo con lo que se incluye y lo que se necesita y que todos funcionan y llegan bien.