Tesla acaba de sufrir otro gran golpe, después de realizar una llamada a revisión de su Model S; un fallo en la dirección asistida puede provocar cambios en la conducción.
Aunque sea una de las compañías más innovadoras del sector, Tesla no está pasando por un buen momento. La producción va demasiado lenta para cubrir la demanda, y peor aún, los coches que salen de las fábricas tienen problemas de calidad.
Los rumores de que algo va realmente mal dentro de las plantas de producción no han sido confirmados, pero la compañía no podrá seguir haciendo como que no pasa nada durante mucho tiempo.
En medio de estos rumores, una llamada a revisión por partes defectuosas no es lo ideal; sin embargo, hay que recalcar que es una llamada voluntaria, y no obligada por las autoridades, y que no es muy peligrosa pese a afectar a la dirección.
El problema descubierto por Tesla está en una corrosión excesiva en los tornillos instalados en la dirección asistida; es más probable que tengamos este problema en climas fríos, donde se usa sal para fundir la nieve de la carretera.
Si los tornillos acaban fallando, podemos perder o ver reducida la dirección asistida. Podremos seguir usando la dirección, pero no tendremos la ayuda del coche; tendremos que aplicar más fuerza, y puede que nos cueste aparcar.
En cambio, una vez hemos cogido velocidad no tendremos que realizar tanta fuerza. Si alguna vez has conducido un coche sin dirección asistida seguro que sabes cómo afecta a la conducción.
Por lo tanto, no estamos ante un problema grave que pueda ser peligroso. Pero sí ante uno molesto y que afecta a todos los Model S fabricados antes de abril de 2016.
En total, unos 123.000 vehículos se ven afectados, y eso lo convierte en la mayor llamada a revisión de la historia de la compañía. Por comparativa, el caso más grave hasta ahora se dio en 2015, cuando 90.000 vehículos (también Model S) tuvieron que retirarse por fallos en los cinturones de seguridad.