Malasia impone penas de hasta seis años de cárcel a quien publique noticias falsas

Fake-news

El primer ministro de Malasia, Najib Razak, se enfrenta a las "fake news" o noticias falsas a base de penas de cárcel y amenazas de multas cuantiosas.

Después de recayeran sobre él acusaciones sobre corrupción, parece que el dirigente disolverá el parlamento en pocos días, pero antes ha querido asegurarse de que su reputación por Internet no queda sepultada bajo una oleada de información dudosa.

India también ha aprobado una ley similar que ha revocado temporalmente debido a la enorme polémica que ha suscitado

Así ha sido como, gracias a una mayoría simple en la cámara de representantes, se ha aprobado una ley que contempla pagar desde 123.000 dólares a pasar seis años en la cárcel por difundir noticias falsas.

Además, la normativa es lo suficientemente amplia como para desafiar barreras geográficas; cubre cualquier tipo de publicación que ofenda de forma maliciosa al país, dentro y fuera de este, incluyendo a ciudadanos extranjeros, y a ciudadanos malasios que vivan en otras partes del mundo.

De acuerdo con la información ofrecida por Reuters, el gobierno podrá considerar artículos, videos e incluso archivos de audio como prueba si la información o los datos son total o parcialmente falsos.

De facto, esto implica que cualquier noticia en donde se publiquen errores -no intencionados- estará expuesta a penalización en Malasia. Las críticas a la libertad de expresión no se han hecho esperar, pero el parlamento ha seguido adelante con la aprobación de la ley.

Pero no es el único país en el que se está intentando regular legislativamente la publicación de información falsa. En India, el pasado 2 de abril se aprobó una ley similar que ha acabado siendo revocada temporalmente debido a las enormes críticas que ha generado hacia el gobierno.

El ejercicio periodístico se ve totalmente comprometido con marcos legales de este estilo, en donde la etiqueta de noticia falsa se puede adquirir por una errata en el texto.

En otro ámbito más democrático como es la Unión Europea, países como Francia y Alemania también intentan hacer lo posible para frenar la expansión de la información tendenciosa y el discurso del odio, esta vez poniendo el foco en la rápida actuación de las redes sociales.

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