Hans Moravec, uno de los pioneros de la robótica, asegura que en el próximo siglo los robots sustituirán a la mano de obra humana a tal punto que la jornada laboral tendrá que caer hasta prácticamente las cero horas para que todo el mundo pueda mantener su empleo. Así, nos encontramos en una encrucijada: mientras las nuevas tecnologías sustituyen con rapidez a la fuerza de trabajo, las economías valoran más la aportación humana en la medida que esta sea imprescindible. Como ser, pues, insustituibles. ¿Estamos educando para serlo?
La Comisión Europea cree que la inteligencia artificial se ha convertido en un área de importancia clave en el desarrollo económico.
El 10 de abril de 2018, 25 países europeos firmaron una Declaración de cooperación en Inteligencia Artificial, y en ella reconocen que los impactos socioeconómicos deben ser "cuidadosamente tratados". De hecho, su "enfoque europeo para la inteligencia artificial y la robótica", trata puntos como la educación, capacitación, los cambios en el mercado laboral y su posible desajuste de habilidades.
Para entender apropiadamente en qué punto nos encontramos, y qué podemos hacer para preparar a nuestros hijos para no ser sustituidos por una máquina, en Xataka nos hemos puesto en contacto con algunos expertos en la materia. Tanto de los campos que comprometen a las AI y a la informática, como los que conciernen directamente al mundo laboral y educativo, para preguntarles qué creen que deberíamos estar enseñando.
Un de ellos es Jordi Serrano, socio fundador de Future for Work Institute, un observatorio de tendencias en el mundo del trabajo y la gestión de personas en las organizaciones:
"Existen como mínimo tres 'tormentas' en lo que algunos llaman el 'cambio climático del mundo del trabajo': deslocalización (gracias al trabajo digital), automatización (con la novedad de que las máquinas ahora compiten con nosotros también en capacidades cognitivas), y las plataformas de servicios (que generan un gran volumen de servicio sin generar empleo y donde el 'jefe es el algoritmo'). Además, el peligro está en que el ritmo de adopción de estas nuevas tecnologías es mucho más rápido que en casos anteriores, por lo que puede superar nuestra capacidad de adaptación tanto individualmente como sociedad".
Para Jordi, los humanos del futuro se centrarían en las tareas que requieran creatividad o interacción social, mientras que las máquinas asumirán cada vez más las físicas, repetitivas o de procesado masivo de información: "A los que estén más adaptados a las nuevas tecnologías y en trabajos de más cualificación les va a ir bien, mientras que a las personas con trabajos automatizables o deslocalizables van a tener muchos más problemas".
En este entorno, recomienda priorizar el aprendizaje continuo y la curiosidad. También parece ser importante tener en cuenta que las máquinas solo saben hacer una cosa, generalmente. En cambio los seres humanos somos mucho más flexibles y adaptables.
"Una de las capacidades claves que 'cotiza al alza' es la curiosidad por aprender cosas nuevas (recientemente hemos hecho un estudio sobre esto con más de 11.000 personas donde se puede ver que precisamente las personas con más riesgo de automatización son las que muestran menos comportamientos asociados a la curiosidad y el aprendizaje). Otras capacidades importantes serían: las habilidades sociales, la creatividad, el pensamiento crítico, la autonomía, la flexibilidad, la resiliencia, y el autoconocimiento".
De momento, los expertos en inteligencia artificial opinan que en cognición las máquinas están muy lejos de poder manejarse sin nosotros, especialmente en lo que concierne a la creatividad, la imaginación y la pasión por lo que se hace. Recomiendan empujar ahí nuestros intereses y, sobre todo, aprender a implantar el interés en los alumnos.
"Básicamente, las IA no entienden nada acerca del mundo que las rodea, no tienen inteligencia. Aprenden por repetición y funcionarán mejor cuantos más ejemplos le enseñemos. Llegará un día en que las máquinas sean capaces de ser creativas, pero siempre en base a todo lo ya visto porque no tienen capacidad de razonamiento, ni creo que lo vayan a tener en mucho tiempo (y espero que eso siga así, por nuestro bien)", afirma para Xataka Juan Moroñas, Master en Inteligencia Artificial por la Universidad Politecnica de Valencia y docente del Centro de Investigación Pattern Recognition and Human Language Technology.
"Empezando por los colegios la formación que recibimos en mi opinión no es adecuada. Está claro que es necesario saber de todo, pero creo que nos deberían enseñar más a aprender lo que queremos saber que a obligarnos a aprender algo concreto. De eso te das cuenta en cuanto entras en la universidad. Es decir, enséñame a motivarme, buscar, contrastar... No me enseñes a vomitar lo que hay escritos en mil libros... las máquinas ya pueden hacer eso, enséñame a leer esos mil libros y a aprender lo que ahí viene, de verdad. No a memorizarlo; a razonarlo y a pensarlo. Ir un paso más allá de la máquina. Y, sobre todo, enséñame a tener pasión por algo. Las máquinas no tienen pasión. Motívame para ser el amo en todo aquello que quiera hacer. En el interés, el de los propios alumnos, estamos varios escalones por debajo de lo necesario".
En realidad, cuesta mucho encontrar alternativas en la educación que potencien el adaptar a la sociedad, pero las hay. Por ejemplo, la programación sería una alternativa razonable, pues las maquinas necesitarán que alguien las programe, sin contar con que los estudios que han demostrado que mediante la programación se desarrollan habilidades cognitivas de gran importancia para el desarrollo, independientemente del lenguaje de programación que se utilice.
Entre estas están el pensamiento lógico, la creatividad, la abstracción, una mayor precisión en la expresividad y la necesidad de hacer suposiciones explícitas, transformar el entendimiento de conceptos generales en procedimientos formales, así como una mayor facilidad de encontrar correspondencias, similitudes o descomponer los problemas en partes más pequeñas. Todas habilidades que, huelga decir, una máquina no posee.
El Cable Amarillo es un proyecto educativo cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) cuyo objetivo es introducir el pensamiento computacional y las nuevas tecnologías utilizando software y hardware libre en secundaria, representa un buen ejemplo de cómo el sector educativo sí está intentando hacer algo.
En resumen, suministran kits de robótica (placas de Arduino, Raspberry Pi y componentes electrónicos) a los centros de educación secundaria de la Región de Murcia, para que los alumnos empiecen a desarrollar proyectos basados en robótica. También, durante la formación a los más de 200 docentes, se realizaron prácticas de robótica que están almacenadas en repositorios públicos para que cualquier profesor entusiasta pueda acceder y utilizarlos con sus alumnos.
Hemos hablado con Miguel Ángel Abellán, profesor de programación creador de las prácticas y repositorios del Cable Amarillo, cofundador de ProgramoErgoSum y presidente de CoderDojo España (clubes gratuitos de programación para jóvenes de 10 a 17 años gestionados por mentores voluntarios), para que nos comente su opinión sobre el futuro laboral que cree probable y la adaptación que la educación está sufriendo en su camino a este.
"En mi opinión, tenemos que estar preparados para saber enfrentarnos y adaptarnos a nuevos cambios que puedan surgir, ya que se destruirán empleos que han existido desde siempre, pero también se crearán otros nuevos que a día de hoy no podemos ni imaginar que existirán", comenta.
"En cuanto a la educación, la realidad es la que es. Actualmente, en la asignatura de tecnología en educación secundaria no se da todo el contenido que se tendría que dar, puesto que la tecnología esta cambiando constantemente (además de tener muy pocas horas lectivas y no darse en todos los cursos). Pienso que nos han acostumbrado a ser consumidores de tecnología en vez de propios creadores, y creo que se debería incluir en el currículum una asignatura dedicada al fomento y desarrollo de la creatividad".
A la hora de apostar por qué deberíamos desarrollar, desde su punto de vista, es más importante ser creativos que técnicos, ya que vivimos en un mundo muy cambiante y tenemos que estar preparados para cambiar con él. "Creo que se debería potenciar la creatividad así como fomentar el trabajo en grupo, lo cual empieza a desarrollarse en algunos colegios".
"España introdujo modelos de radio educativa, de TV educativa o de enseñanza programada desde los años 50 del siglo XX. El objetivo era precisamente aparejar cada vez mas los sistemas educativos a las necesidades de los mercados laborales. ¿Funcionaron estos programas? Los informes internacionales como PISA señalan que el uso de las tecnologías como método de enseñanza no parecía mejorar los resultados educativos del alumnado de forma general", comenta para Xataka Mariano Gonzalez Delgado, profesor en el Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia, la Educación y el Lenguaje de la ULL. Su área de especialización es la Teoría e Historia de la Educación, y en los últimos años ha trabajado específicamente sobre las influencias internacionales en los procesos de modernización del sistema educativo.
"Se critica constantemente a la educación porque no se adapta a los tiempos y demás, pero no nos damos cuenta de que quizá se ha actuado con demasiado idealismo sobre los sistemas educativos. Todos los males sociales se han intentado solucionar a través de los sistemas escolares, pero estos tienen un límite. Cada problema tiene que solucionarse en su esfera mas inmediata. Si existe un problema económico en un país se debe solucionar en ese área. Quizá, deberíamos pensar que la escuela es un lugar importante de aprendizaje en nuestra vida. Un lugar central para la adquisición de conocimientos. Pero no es el lugar donde se pueda solucionar los problemas derivados de la IA o la desigualdad social creciente en las sociedades actuales. La educación se ha modernizado, y se está modernizando, eso no quiere decir que esa sea la solución al problema".
De hecho, Mariano es bastante negativo en este aspecto, y afirma que nada de lo que estudiemos ahora va a modificar, necesariamente, nuestra competitividad a nivel internacional.
Por supuesto la educación debe cambiar, y lo hace, pero no lo ve como una solución al problema del exceso de oferta de mano de obra: "Tus expectativas futuras no dependen solo de la educación, dependen del marco económico. Las salidas laborales no dependen de lo que estudies, ni de lo que tu aprendas o conozcas, dependen de la estructura de los mercados y de las necesidades que tengan estos. Puedes verlo ahora mismo, hay mucha gente que esta muy preparada y no tiene un buen trabajo. Dónde esta el problema, ¿en lo que estudió o en el mercado laboral deficitario? Evidentemente si no estudias medicina no puedes ejercer como médico, pero si 100 personas estudian medicina y el mercado laboral solo necesita 25, 75 se quedarán sin trabajo. En mi opinión podemos enseñar cosas más orientadas a la tecnología o a las cualidades que las máquinas no poseen, como estimo que ya estamos haciendo, pero seguiremos sin solucionar el problema básico de que sobre gente; y cada vez sobrará más enseñemos lo que enseñemos".
"Yo doy clases en la universidad, y quiero pensar que estoy preparando a mis estudiantes para competir. Es cierto que el sistema tiene que evolucionar, pero soy escéptico con lo de que los niños aprendan jugando. Quizá ya no es necesario memorizar el río que pasa por Guadalajara, pero tampoco hace falta dinamitarlo todo. La disciplina te será útil en la edad adulta", comenta Joan Tubau, Profesor Asociado de la Universidad Pompeu Fabra y responsable del curso de orientación "Diseño de Carrera: Decisiones en Incertidumbre" que precisamente trata de un diseño de carrera profesional para adolescentes que buscan su camino futuro.
"Mi apuesta también es que tendremos una economía con abundancias de recursos que no requerirá tantos trabajadores. Y aquí el Estado tiene poco margen. Hay protestas en California por un salario mínimo de 15 dólares en el sector del fast food... mientras McDonald's instala kioskos automáticos. El Estado puede mantener la demanda humana artificialmente y frenar con proteccionismo la innovación pero, si hay cambios, a largo plazo, se impondrán".
En este sentido, Joan "recomendaría un perfil multidisciplinar, que te permita conectar conceptos". "No intentes ser el mejor en algo, es mejor ser bueno en 3 o 4 campos muy distintos y estar preparado, incluso predispuesto, a la incertidumbre". Puntualiza la necesidad de desarrollar la empatía y las habilidades comunicativas, inteligencia emocional para construir relaciones honestas con otros humanos y reflexionar a menudo sobre si un robot o un algoritmo puede hacer tu trabajo. "Al final del día te pagarán un salario si solucionas el problema mejor que un robot".
Dicho esto, los cambios en la educación existen para Joan, son las clases online. Sin embargo esto no ayuda necesariamente a nuestras perspectivas futuras, quizá solo hacen la competencia cada vez más fuerte, variada y numerosa. "Un ordenador low-cost con conexión a Internet es suficiente para acceder a cursos de Harvard. Imagínate el impacto que esto puede tener en África. Ya no estamos en un escenario en el que sólo los ricos aprenden. El conocimiento hoy es gratis, lo que marcará la diferencia es la curiosidad".
"Importante aprender a pensar y estar cómodo fuera del rebaño. Dicen algunos que las Humanidades serán la formación del futuro, porque gracias a ellas podrás entender el mundo y ofrecer una solución diferente. Pero cada uno tiene que buscar su ventaja comparativa, en un mercado cada vez más competitivo. Trabajar la diferenciación desde la marca personal, que no deja de ser la reputación profesional de toda la vida, con un toque digital. Resumido: que hablen bien de tu trabajo".
Por su parte Yoira Moneyba Rodríguez, Logopeda Pediátrica, opina que las claves son la tolerancia, la ya nombrada creatividad, y la inteligencia emocional.
"No podemos saber exactamente qué trabajos se crearán, pero sí creo que hoy en día estamos formando una sociedad individualista y poco creativa, cuando es muy probable que estas sean precisamente las características que más útiles sean para diferenciarse de una maquina. En mi opinión hay que fomentar el trabajo en equipo, el respeto por el otro, la multidiversidad, las relaciones sociales y el lenguaje social, preocuparnos por darles a nuestros hijos las herramientas emocionales y cognitivas necesarias para que superen la frustración, comuniquen sus deseos y sentimientos, y creen unos círculos sociales adecuados para convertirse en personas capaces y responsables dentro de la sociedad. Creo que estas características no las puede desarrollar una máquina en el corto plazo, y que les hará destacar seas cuales sean los trabajos que se creen en el futuro".
Para Yoira, la tecnología, que debe estar a nuestro servicio, será más funcional y secundaria en la medida en la que nosotros potenciemos las características que nos hacen humanos. "No impedir que la tecnología se lleve esas cualidades sería crear una muerte muy a largo plazo de la capacidad humana. Nuestro propio crecimiento personal, nuestra necesidad de aprender, formarnos y demás, nuestra curiosidad, nuestra empatía... son cosas que una máquina no puede imitar. Yo apostaría por ahí, hasta cuando las máquinas lo hagan todo, nosotros aún tendremos eso".
La receta para el futuro, según todos los testimonios que acabamos de repasar, queda en: creatividad, inteligencia emocional, curiosidad, imaginación, diferenciación y marca personal, un perfil multidisciplinar que te permita adaptarte a campos distintos y de alta cualificación para que tu oficio sea de los aumentados por la tecnología, y no de los que deben temer ser sustituidos.
A pesar de que la educación puede no tener todas las respuesta aquí, desde que el exceso de mano de obra se convierta en una cuestión inevitable, si hay una salida en esta competencia para ganar a las máquinas esta es ser... más humanos que nunca.