Kai-Fu Lee, antiguo responsable de investigación de Google en China, afirma que el impacto de la Inteligencia Artificial se estructurará en cuatro grandes bloques. La Inteligencia Artificial es como se conoce normalmente a las redes neuronales o programas entrenados para suplir ciertas operaciones consideradas como propias de la inteligencia humana.
Por lo tanto, es una Inteligencia capaz de sustituirnos en el trabajo. No a lo mejor ahora, ni dentro de un año, pero sí a largo plazo. Y ya está ocurriendo con algunos trabajos. Y no solamente los puestos más rudimentarios, sino que llegará algún momento en el que la IA acapare todos los campos. Se comenzará por lo más sencillo, sirviendo como auxiliar, y acabará por "robarnos" nuestros puestos de trabajo.
Concretamente en China, es donde la IA está suplantando más puestos de trabajo
Pero ello no es malo, o no debería. Y es que esto implicaría que los humanos tendríamos todo el tiempo del mundo para hacer lo realmente importante, o al menos en la teoría. En la realidad, muy probablemente, esto solamente aumentará la brecha social. Los ricos serán aún más ricos, y los pobres, todavía más pobres.
Por ello se propone el método de la renta básica, y lo cierto es que es un plan muy factible que deberíamos ir comenzando a pensar y desarrollar. Llegará algún momento en el que el número de trabajos no sea suficiente. Habrá trabajos que se transformarán, por supuesto, pero se destruirán muchos más.
La destrucción de empleo es inminente e irremediable
Y el mejor método para llevar a cabo esa renta básica universal es cobrar impuestos a los robots y a las Inteligencias Artificiales. Si estos eliminan puestos, y hay gente que se quedará sin trabajos por ellos, deberían pagar una especie de impuesto para redistribuir la riqueza.
Primero sustituirán a los "trabajadores de cuello blanco", que son los asalariados con un mínimo de estudios y que realiza trabajos semi-profesionales. Los de "cuello azul", los asalariados que realizan trabajos exclusivamente manuales, también se verán desplazados en sus puestos de trabajo, pero más adelante.
Ya existen financieras, por ejemplo, que analizan a sus clientes de forma automática, mediante aprendizaje profundo de este tipo. Salvo escasas situaciones, este software es capaz de determinar si la persona es elegible para un préstamo o no.
Las olas serán distintas pero no secuenciales, advierte. La primera ya está teniendo lugar, y se trata de la disponibilidad de grandes bases de datos etiquetados. Hablamos del big data, gracias al cual podemos disponer de estos datos masivos. La Inteligencia Artificial se mueve gracias a los datos. Son su combustible.
La segunda ola sería la más importante en el mundo laboral. Correspondería con la utilización de estos big data, especialmente en industrias como la economía o el derecho. En estas industrias, se necesitaría muchos menos empleados. Las máquinas serían capaces de buscar los datos necesarios de una forma mucho más eficiente que los humanos.
En el caso del sector leyes, por ejemplo, ya se está comenzando a desarrollar una red neuronal que es más efectiva incluso que los propios abogados de carrera. De momento, no se usa como un abogado en sí, pero sí que es posible usarla como apoyo, ya que tiene una ratio de predicción de resolución de casos superior.
La tercera ola dependería de las compañías que generen los datos a través de nuevos productos o aplicaciones. La cuarta, algo más lejana, explica, sería la llegada de los servicios completamente automatizados, como los vehículos autónomos o los robots de asistencia autónomos.