Rusia quiere imitar la censura de China para intentar bloquear Telegram tras cuatro meses de intentos
La guerra entre Rusia y Telegram podría acabar propiciando la creación de una nueva herramienta de censura mucho más precisa por parte de las autoridades rusas, algo que a la larga puede ser una mala noticia para muchas otras aplicaciones. Todo después de que tras cuatro meses y medio desde su prohibición, todavía no hayan conseguido bloquear de forma efectiva la aplicación.
Tal y como cuenta Reuters tras acceder a actas de las reuniones y recibir la confirmación de los integrantes, el organismo de vigilancia estatal ruso Roskomnadzor lleva desde el 6 de agosto probando junto a la agencia de seguridad estatal FSB un nuevo sistema de bloqueo. Este sería capaz de realizar bloqueos precisos de servicios individuales tras analizar el tráfico de todo Internet con una tecnología que ya utiliza China para su gran muralla digital.
Hasta ahora, lo que han estado haciendo las autoridades rusas ha sido bloquear direcciones IP. Esta técnica no sólo ha demostrado ser insuficiente para expulsar a Telegram del país, sino que también ha hecho que otros servicios se vean afectados.
Por eso, han decidido pasar a probar soluciones basadas en la tecnología Deep Packet Inspection, que analiza todo el tráfico de Internet y permite identificar los flujos de datos de un servicio concreto, con lo que intentarían bloquear luego la app utilizando esa información. Según los documentos a los que ha accedido Reuters, hasta nueve empresas tecnológicas han sido invitadas por las autoridades para hacer sus propuestas basadas en esta tecnología.
La idea final, es que se consiga algún método basado en el Deep Packet Inspection que resulte ser efectivo para bloquear una aplicación concreta, mejorarla todo lo posible, y luego instalarla en las redes de todas las operadoras rusas para ponerla en funcionamiento.
La tecnología DPI o de Inspección profunda de paquete es la misma que utiliza China para bloquear determinados contenidos en su país e impedir que diferentes servicios puedan ser utilizados, algo que a la larga ha hecho que las grandes empresas que quieran operar allí tengan que adaptarse a sus peticiones de censura.
Esto ha hecho que empresas como Apple o Google hayan tenido que crear versiones censuradas de sus servicios a cambio de poder operar en el país. Por lo tanto, viendo lo mal que lo está haciendo Rusia para pararle los pies a una aplicación como Telegram, no es normal que quieran mirarse en el espejo chino en busca de una solución.