Una de las nuevas leyendas urbanas que surgen a raíz de la entrada de la tecnología en nuestras vidas es, con toda probabilidad, la de que los objetos nos espían. Pero esta situación, que parece sacada de un cómic futurista, tiene más de verdad de lo que podríamos pensar. Un nuevo estudio señala qué apps no deberíamos descargar en nuestro teléfono… si no queremos que nos espíen.
La compañía Alphonso vende la información sobre el consumo de televisión a terceros
La investigación, llevada a cabo por The New York Times, prueba cómo hay apps populares que activan sin que lo sepan los usuarios la recepción de voz, o no la dejan de utilizar una vez acaba su uso.
Pero la cuestión se enturbia una vez vamos conociendo detalles: todas las apps que emplean la tecnología de una empresa llamada Alphonso utilizan el micrófono para captar señales de TV con la intención de establecer un patrón de prácticas y consumo de anuncios, ubicación, películas o series. Esos datos, más tarde, se venden a terceros.
En Google Play pueden encontrarse 250 aplicaciones con relación con Alphonso y su herramienta. También en App Store, aunque en menor medida, y algunas son juegos que además están pensados para niños de corta edad. Algunas de las apps incluyen juegos de ping pong, baloncesto, puzzles, cartas…
Después de la polémica suscitada por las Smart TV de Samsung, que reconoció que sus televisiones a veces se activaban para escuchar a quienes hablaran cerca de ellas con la intención de mejorar la ayuda que ofrecen por comandos de voz, resurgió la inquietud ante la posibilidad de que otros aparatos también nos escucharan sin ser conscientes.
De hecho, la teoría de que Facebook espía a los usuarios a través del micrófono del móvil ha sido desmentida en varias ocasiones por la propia compañía, pero eso no impide que la historia vuelva con fuerza periódicamente.
Ni siquiera Google se libra de la sospecha: con la intención, como Samsung, de mejorar las respuestas por voz y afinar la puntería cuando los usuarios buscan a través de preguntas habladas, Google almacena todas las conversaciones mantenidas con sus dispositivos. Desde 2015 los usuarios pueden acceder a un portal en donde comprobar qué sabe Google de cada uno y eliminar lo que consideremos demasiado personal.
Mientras continúe evolucionando la tecnología y los aparatos aceleren su desarrollo, tendremos que lidiar con la inquietante sospecha de que saben más de lo que parece.
