Así es la descafeinada ley europea contra el geobloqueo: qué se ha aprobado y qué se ha quedado fuera
Europa acaba de aprobar una nueva ley contra el bloqueo geográfico y otras formas de discriminación basadas en la nacionalidad de los internautas. Pero hay un pequeño problema, y es que lo que realmente se ha aprobado no es el fin del geobloqueo como dan a entender, sino sólo una versión light dirigida únicamente al comercio online.
Por eso, para evitar confusiones, te vamos a contar qué se ha aprobado exactamente y qué implicaciones tendrá en tu día a día cuando navegues por Internet. También te vamos a decir qué es lo que no se ha aprobado y por qué todavía estamos bastante lejos de acabar de una vez por todas con el geobloqueo.
El geobloqueo es el responsable de que, en función del país donde tu dirección IP diga que vives, algunos comercios y servicios europeos te impongan precios diferentes a los de los usuarios locales o directamente te impidan acceder a determinados contenidos disponibles en otro país europeo.
La Unión Europea terminó hace bastante tiempo con las fronteras físicas para los ciudadanos comunitarios. Gracias a esto, puedes comprar cualquier producto en cualquier país europeo sin necesidad de declarar nada cuando llegues a la frontera. Sin embargo, el geobloqueo hace que esos derechos de los ciudadanos europeos no se apliquen en Internet.
Por poner algunos ejemplos, es por culpa del bloqueo geográfico que algunas tiendas online te impiden realizar compras cuando detectan tu país, o cuando el precio de un producto sea diferente para ti que para otro ciudadano europeo que viva en el país de origen de la tienda online donde lo estás comprando. También es el culpable de que en servicios como Netflix haya contenido que sólo se puede ver en unos países, pero al que no se puede acceder desde otros.
Por mucho que haya dicho el Parlamento Europeo a la hora de publicar la nueva ley, la eurodiputada del Partido Pirata Europeo, Julia Reda, ya ha explicado que no estamos ante una abolición del geobloqueo. Lo único que se ha aprobado es tomar tres pequeñas medidas en esa dirección que se aplican a tres casos muy concretos.
La primera de estas tres medidas se aplica a los servicios digitales que no estén protegidos por derechos de autor. Esto quiere decir que los servicios en la nube, los alojamientos de páginas web o los cortafuegos deben ser accesibles para los clientes de toda Europa, independientemente de cuál sea su país.
En segundo lugar, los servicios proporcionados en una ubicación física específica deben estar disponibles para todos por igual. Esto quiere decir que si quieres alquilar un coche para un viaje a través de Internet, podrás hacerlo desde cualquier país europeo.
Y por último, los bienes físicos se te deben vender sin importar de qué estado miembro seas, pero sólo si puedes organizar tú mismo la recogida. Esto quiere decir que cualquier tienda online europea deberá venderte sus productos físicos, aunque no estará obligada a enviártelos a casa. Vamos, que podrás comprar electrodomésticos, moda o cosméticos en cualquier tienda online europea, pero en algunos casos tendrás que pactar con el vendedor el que te encargues tú mismo de la recogida.
La regulación excluye completamente el contenido digital multimedia. Esto quiere decir que servicios como Netflix, Spotify o YouTube podrán seguir bloqueando determinados contenidos en cada país europeo, y que ni siquiera se verán obligados a que los precios sean los mismos en toda la Unión Europea.
La propia Julia Reda ha explicado que ella ha intentado que se incluyan estos contenidos en la legislación, y que incluso el Parlamento Europeo había votado inicialmente incluir videojuegos, ebooks y música. Pero finalmente los gobiernos de los estados miembros lo rechazaron rotundamente.
De hecho, incluso se ha rechazado una prohibición parcial del geoblocking en los casos en los que los servicios que ofrecen el contenido tengan el copyright necesario para venderlo en toda Europa. Parece que finalmente los lobbies de la industria cinematográfica han sido más fuertes, y han conseguido que la ley resulte sumamente descafeinada.
El único punto positivo en este aspecto es que la Comisión Europea se ha comprometido a revisar la ley para finales del 2020, momento en el que volverá a ponerse sobre la mesa el incluir en ella el contenido digital con copyright. Habrá que ver si entonces se consigue una normativa realmente ambiciosa.
Europa lleva persiguiendo desde 2015 la idea de crear un "Mercado Único Digital", un movimiento para que todos los ciudadanos europeos puedan acceder a los mismos contenidos online sin sufrir ningún tipo de discriminación por el país en el que residen.
La primera medida en esta dirección fue la aprobación del roaming de contenidos. Con él, cuando viajes por países miembros de la Unión Europea podrás seguir disfrutando de Netflix, HBO España, Movistar+, Spotify y cualquier otro servicio que pagas y utilizas en tu país original. Vamos, que los bloqueos geográficos seguían existiendo, pero por lo menos dejarías de sufrirlos en los servicios que ya estás pagando.
La ley aprobada hoy estaba llamada a ser un nuevo paso adelante en esa misma dirección. Sin embargo todo se ha quedado en buenas intenciones, ya que las medidas sólo afectan a servicios concretos. Incluso en las compras online, el geobloqueo sólo se suprime si puedes encargarte de la recogida de los productos físicos que no se envíen a tu país, algo bastante complicado que al final sólo desalentará a los usuarios, y hará que todo se quede como estaba.
Pero incluso si eso se hubiera hecho mejor, seguiríamos sin poder hablar del fin del geobloqueo, ya que para que este sea una realidad también habría que aplicársele al contenido multimedia con copyright, como el cine, la música online, los ebooks y a los videojuegos. Se ha intentado hacer parcialmente y no se ha conseguido, o sea que sólo nos queda esperar otros dos años para ver si en la revisión prometida para 2020 se consigue realmente algo más rotundo.