Aunque según Microsoft y también StatCounter, Windows 10 ya sobrepasa a Windows 7 en instalaciones, aún son muchísimos los usuarios que siguen aferrados a una versión del sistema que tiene casi 10 años de antigüedad, que se quedó sin soporte inicial en el 2015 y que se quedará sin soporte extendido en febrero del 2020.
Por su lado, Windows 8.1 sigue manteniendo un discreto tercer lugar. Es una versión que tendrá soporte hasta el 2023 pero que nunca logró despegar del todo. Para muchos Windows 7 simplemente era mejor y prefirieron quedarse ahí. Pero, objetivamente, entre estos dos viejos casi abandonados ¿qué sistema tiene mejor rendimiento?
La desgracia de Windows 8/8.1 fue su interfaz, todos los cambios iniciales, dejar a un lado el menú inicio clásico y cambiar de forma bastante drástica la interfaz que todo el mundo conocía, terminó ahuyentando a muchos usuarios, pero dejando eso a un lado, la realidad es que Windows 8.1 tiene muchas mejoras en relación a Windows 7.
Con Windows 8/8.1 los modos de apagado e hibernación se combinaron en uno solo, el sistema usa un modo de arranque híbrido que hace que el ordenador inicie mucho más rápido gracias a que el kernel deja al sistema hibernando en lugar de apagarlo por completo, haciendo posible que el ordenador inicie en pocos segundos.
Quizás lo recuerdes o quizás no, pero fue algo muy alabado cuando se lanzó Windows 8. Una de las pocas cosas que la gente se tomaba el tiempo en alabar luego de quejarse de la pantalla de inicio por días.
A pesar de los errores cometidos en usabilidad, la nueva interfaz de Windows 8/8.1 fue una forma de vestir al nuevo motor que optando por colores más simples y menos efectos visuales que el Aero Glass de Windows 7, terminaba ofreciendo un sistema más rápido que consume menos recursos.
Esto es especialmente cierto en equipos de pocos recursos. Múltiples pruebas de benchmark dejaban a Windows 8/8.1 mejor parado que Windows 7, aunque con diferencias mínimas.
Windows 8.1 transfiere datos más rápido y con una mejor interfaz. Microsoft entendió que habían elementos del sistema de transferencia de archivos de Windows 7 que eran confusos y un tanto desastrosos.
Eso se mejoró con Windows 8 que tiene mejores diálogos y más detallados, con muchos menos fallos para finalizar operaciones al copiar. Especialmente a la hora de lidiar con archivos y carpetas que tienen el mismo nombre.
Windows 8.1 de 64 bits es compatible con Directx 11.1, algo que en teoría debería mejorar el rendimiento a la hora de aprovechar mejor tu GPU cuando juegas, y que Windows 7 no recibió. Sin embargo, Windows 8/8.1 nunca fue un favorito de los gamers de PC, pues muchos juegos tenían problemas de compatibilidad y causaron muchos errores y dolores de cabeza.
En general, Windows 8.1 añadió una larga lista de mejoras al sistema para mejorar su rendimiento, es una versión que arranca más rápido, consume menos recursos y optimiza las transferencias de archivos y el rendimiento de las GPU.
Muchos de los horrores de la interfaz de Windows 8 se solucionaron con Windows 8.1, pero mucho del daño ya estaba hecho y Microsoft saltó rápido al camión de Windows 10.