Te compres lo que te compres, siempre tienes la posibilidad de que en la caja venga una de ellas. No importa si son unos zapatos nuevos o tu última adquisición tecnológica, en muchas de sus cajas te encontrarás las clásicas bolsitas llenas de pequeñas bolas. A estas bolsas se les llama gel de sílice, y aunque suelen acabar en la papelera u olvidadas en un rincón, quizá la próxima vez quieras pensarte el conservarlas.
Y es que esas bolsitas no se ponen ahí por capricho. De hecho, el gel de sílice es un muy buen absorbente que puede desde ayudar a conservar alguno de tus dispositivos hasta salvar otros de un chapuzón involuntario, aunque sus usos van mucho más allá del mundo tecnológico.
El gel de sílice o Silicagel es un a sustancia química de aspecto cristalino. Es muy poroso, y está considerado como uno de los productos con mayor capacidad de absorción de los que se conocen actualmente. Por eso mismo, se suele utilizar para reducir la humedad hasta en un 40% en espacios cerrados como cajas de cartón.
Lleva conociéndose desde 1640, pero durante siglos fue considerado una mera curiosidad científica. Entonces llegó la Primera Guerra Mundial, y empezó a utilizarse en máscaras antigás para la absorción de vapores y gases. Dándose cuenta de su efectividad como absorbente, en 1919 fue patentado por Walter A. Patrick, profesor de química en la Universidad Johns Hopkins, Baltimore.
El gel de silicio siguió ganando protagonismo durante la Segunda Guerra Mundial, donde se usaba comúnmente como agente deshidratante para proteger de la humedad suministros militares y farmacéuticos, como el armamento militar o la pelicilina. En 1959, el gel de sílice se recomendó por primera vez para su uso en museos, concretamente como agente para controlar la humedad relativa (HR) en paquetes cerrados, y hoy se utiliza también en las vitrinas.
Este gel no es tóxico, inflamable ni químicamente reactivo. Sin embargo, si miramos las bolsitas en las que suele venir veremos avisos sobre su toxicidad si lo ingerimos. Esto se debe a que junto al gel suele añadirse cloruro de cobalto para indicar la humedad del gel. Este químico sí es tóxico, y se añade porque reacciona con la humedad volviéndose rosa, mientras que cuando está seco es azul.
Actualmente, estas bolsitas las utilizamos para proteger diferentes productos de la humedad. Siendo un material tan absorbente, muchos fabricantes ponen uno o dos de estos saquitos junto a los productos que venden para que se lleven toda la humedad del ambiente y el producto no se estropee por su causa.
Te los puedes encontrar casi en cualquier sitio, desde en las cajas de zapatos para proteger estos de la humedad y que no se estropeen antes de ser vendidos hasta en algunos productos tecnológicos como cámaras de fotos para que la humedad no estropee sus componentes.
Normalmente, cuando compramos un producto y en la caja vienen estas bolsas de sílice, solemos tender siempre a tirarlas. Pero quizá te lo quieras pensar la próxima vez, porque no sólo son útiles para que algunos de tus productos favoritos lleguen a tu casa en perfecto estado, sino que las puedes reutilizar en tu día a día para aprovechar sus capacidades de absorción.
Las bolsitas de gel de sílice no sólo viene en las cajas de una gran cantidad de todo tipo de productos, sino que también las puedes encontrar por separado en muchas tiendas. Se venden así debido a los muchos usos prácticos que se les puede dar.
Uno de ellos tiene que ver con la conservación de productos electrónicos, puesto que la humedad puede dañar sus componentes. También puede ayudarte a salvar ese móvil que se te ha caído al agua. Primero sécalo con una toalla, y luego mételo en una bolsa hermética con unas cuantas bolsitas de estas para que absorban la humedad.
Otros aparatos tecnológicos que se benefician especialmente de sus efectos son las cámaras fotográficas, a las que la humedad les sienta especialmente mal. De la misma manera, el gel de sílice también ayuda a conservar las fotografías impresas, tanto en álbumes como en cuadros, e incluso protegen tus viejas cintas de vídeo y de cassette.
Más allá de los dispositivos tecnológicos, puedes colocar estas bolsitas en cajas de herramientas para prevenir la oxidación, en tu bolsa de deportes para eliminar bacterias y malos olores, colgados en las perchas donde guardas la ropa para protegerla de la humedad, o dentro de estuches de cubiertos. Además, si los colocas en los marcos de las ventanas evitarás que se condensen los vidrios, algo de lo que también te puedes aprovechar en el parabrisas de tu coche.
Si vives en una zona especialmente húmeda, siempre podrás recurrir a ellos para proteger tus documentos de papel. Sólo guárdalos en las carpetas, sobres o cajones donde tengas los documentos, y ayudarás a evitar que el papel se vuelva amarillo con el paso del tiempo.
Por último, el gel de sílice protegerá tus semillas, y si los pones en los sobres donde las tienes evitarás que se echen a perder. También puedes ponerlos en el revés de la tapa del frasco donde guardes la comida para tu perro o gato, consiguiendo que esta se conserve mejor. Hablando de gatos, el gel de sílice se vende en grandes sacos para utilizarlo en el cajón de arena de tus mininos.