Si creíamos que ya había sensores de todo y para todos, hoy nos damos cuenta que aún hay mucho por crear. Un grupo de científicos de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, acaba de desarrollar una interesante solución para aquellas personas que desean saber qué es lo que comen, ya sea por salud o porque simplemente necesita monitorizar sus hábitos alimenticios.
Se trata de un pequeño sensor de apenas dos milímetros cuadrados que se instalaría en uno de nuestros dientes, lo que nos permitiría rastrear la ingesta de glucosa, sal y alcohol en tiempo real y desde nuestro smartphone.
Según sus responsables, el diminuto sensor cuenta con una capa que se adhiere a la superficie irregular de cualquier diente, tiene una durabilidad aproximada de un mes y se basa en tecnología RFID. Se compone de tres capas, que son dos placas de oro en forma cuadrada en las orillas, mientras que en medio lleva una capa de material bioensitivo.
Este material bioensitivo sería el responsable de absorber parte de los productos químicos de nuestros alimentos o bebidas. Por el momento está limitado a glucosa, sal y alcohol, pero en el futuro esperan ampliar la gama de sustancias y usarlo en otras zonas más allá de los dientes.
Cuando el sensor se expone a una señal de radiofrecuencia, ya sea desde nuestro móvil u otro dispositivo creado para esta tarea, el sensor trasmite de vuelta la información que ha recogido, donde se incluirían las cantidades de las sustancias químicas que han sido absorbidas por la capa bioactiva.