Android es un sistema operativo de código abierto, es decir, en teoría los usuarios que quieran -y sepan- customizar su dispositivo pueden hacerlo. No obstante, y precisamente por este motivo, el sistema operativo de Google se ha considerado tradicionalmente menos seguro que su homólogo de Apple. Si cualquiera puede incluir alteraciones, entonces aumenta el riesgo de abrir brechas en la seguridad, encontrar spam o llamar la atención de los ciberdelincuentes con malas intenciones.
Google permitirá que los usuarios con Android personalizado continúen descargando las Gapps solo si cumplen con el Documento de Definición de Compatibilidad
Lo que Google empieza a implementar a partir de ahora es la prohibición expresa de que los usuarios instalen en dispositivos no autorizados algunas de las llamadas Gapps, o aplicaciones nativas de la compañía: Google Play, Gmail, Calendar…
Muchos usuarios deciden comprar un dispositivo por Internet para después customizar el sistema operativo. A partir de ahora, no podrán contar con estas Gapps, lo que hace técnicamente imposible incluir Android en un dispositivo no pensado para ello previamente sin el control de Google. El gigante tecnológico permitirá la instalación de estas apps vitales si cumplen con el CDD, el llamado Documento de Definición de Compatibilidad. Gracias a él, los múltiples fabricantes homogeinizan sus dispositivos.
Esta nueva acción de Google está más orientada a vigilar más de cerca a desarrolladores y fabricantes que a perseguir a usuarios concretos. La prohibición se ha hecho explícita desde el 16 de marzo, aunque Google lleva un año avisando a los fabricantes de que acabaría poniéndola en marcha.
Los usuarios que sí tengan un dispositivo customizado -más concretamente, una ROM personalizada, una memoria de solo lectura que contiene archivos necesarios para que funcione el sistema operativo, el Bluetooth o el WiFi- podrán entrar en esta página para conocer si su dispositivo es apto para incluir las aplicaciones más básicas de Google.