La cadena de bloques, o blockchain, está llamada a ser una de las grandes revoluciones de los próximos años. Con ella no solo se ha erigido un nuevo mercado como es el de las monedas virtuales, sino que sus amplias posibilidades pueden dar un giro de 180 grados a muchas de las rutinas que asumimos como normales. Las elecciones celebradas en Sierra Leona con blockchain son solo un ejemplo de ello.
Sierra Leona se ha convertido también en un referente dentro de África, donde la República Democrática del Congo aún tiene pendientes unas elecciones desde 2016
Gracias a que el blockchain funciona a través de nodos, la información está descentralizada, así que se complica enormemente el plagio o la manipulación de los datos. Para que un dato cambie, tiene que hacerlo a la vez en muchos nodos, repartidos por todo el mundo. En cuestiones como las votaciones esta fórmula parece ser la solución definitiva al pucherazo y al caciquismo.
Sierra Leona empleó el servicio de la compañía suiza Agora, que ofrece un sistema de votación con blockchain. Junto a ella y al gobierno han trabajado auditando los datos y sirviendo como nodos receptores de información tanto la Cruz Roja como la Comisión Europea, el Instituto Federal de Tecnología de Suiza y la Universidad de Friburgo.
Agora contabilizó la totalidad de los datos de una votación en la que participaban 16 candidatos cerca de dos horas antes que las ONG que operan en el terreno y que la Comisión Nacional Electoral.
Las elecciones se llevaron a cabo el día 7 de marzo y sientan un precedente no solo en toda África sino también en el resto del mundo.
De hecho, la República Democrática del Congo tiene pendiente desde hace varios años llevar a cabo unas elecciones en las que poder cambiar o reelegir a Joseph Kabila, en el poder desde la muerte de su padre en 2001.
Hasta la fecha, la república se ha mostrado reticente a integrar el blockchain u otro tipo de mecanismos electrónicos de voto que puedan monitorizar de forma segura las elecciones.