No es buena idea estar cerca del lanzamiento de un cohete espacial, pero los fotógrafos utilizan un método singular para esas excepcionales tomas del evento: colocan cámaras cerca del lugar del lanzamiento que pueden controlar remotamente.
Es lo que hizo Bill Ingalls, un fotógrafo de la NASA que sabe a lo que se expone con tal práctica. En algunos casos como el de esta semana las cámaras quedan inutilizables, y en este caso la de este fotógrafo quedó absolutamente frita tras el lanzamiento de un Falcon 9 de Space X el pasado 22 de mayo de 2018.
El fotógrafo relataba en Facebook cómo una de las cámaras DSLR remotas que había utilizado para capturar esas imágenes acabó derritiéndose por un pequeño incendio de unos matorrales cercanos creado por el calor que generó el lanzamiento del cohete.
La cámara estaba a más de 400 metros de distancia del lugar del lanzamiento, la base aérea de Vandenberg en California, y formaba parte de un conjunto de seis cámaras preparadas para inmortalizar el lanzamiento de los satélites gemelos GRACE-FO que permitirán monitorizar cambios en las formaciones de hielo, mares y océanos de nuestro planeta.
La cámara, eso sí, logró capturar diversas fotografías del lanzamiento antes de dejar de funcionar. En la última de ellas, por ejemplo, se pueden ver las llamas del fuego que apareció en los matorrales cercanos. La tarjeta de memoria de la cámara sobrevivió al incendio, lo que permitió a Ingalls recuperar esas imágenes.
Curiosamente, ese tipo de sucesos es bastante raro en los lanzamientos, y lo "normal" es que si una cámara deja de funcionar sea por ser golpeada por rocas, ramas u otros objetos que salen expulsados con gran fuerza tras el lanzamiento.