Empezaron conquistando nuestros móviles, pero no se quisieron quedar ahí. Los procesadores ARM de repente se convirtieron en una interesante alternativa para servidores, y muchas empresas apostaron por ellos y los convirtieron en tendencia de futuro.
AMD se lanzaba a ese escenario en 2014, y Qualcomm anunciaría meses después que sus Centriq iban también a por ese segmento. Cuatro años después Qualcomm podría abandonar ese esfuerzo, y los analistas creen que la fiebre ARM en servidores pudo ser solo eso: una fiebre.
Intel ha sido el tradicional dominador de este segmento, así que ver amenazada también su posición en este mercado tan tradicional para CPUs x86/x64 comenzaba a ser muy preocupante para la empresa.
Hasta Microsoft comenzó a indagar en este ámbito: a Intel le crecían los enanos, y la empresa de Redmond hasta desarrolló una versión específica de Windows Server para los chips Qualcomm Centriq.
De un tiempo a esta parte las cosas han cambiado bastante, y la prometida revolución de los servidores ARM nunca acababa de llegar. No lo hacía a finales de 2016 cuando en PCWorld aseguraban que el mercado de servidores ARM se diluía, y no lo hace ahora, con pocos casos de éxito como el de OVH y muchas dudas que parecen haber ido planteando dudas a los fabricantes.
Esas dudas también han contagiado a Qualcomm, que según Bloomberg está planificando ya su salida de un mercado enormemente lucrativo pero al que los procesadores ARM no han logrado convencer. Habrá que esperar acontecimientos y darle a las eficientes soluciones ARM otra oportunidad, pero quizás sea la última.