Fernando Botella: “Los datos están para servirnos, pero hay que establecer limites”

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ENTREVISTA a Fernando Botella, consultor experto en liderazgo, talento, innovación y transformación de organizaciones y autor de "Bienvenidos a la Revolución 4.0", publicado por Alienta Editorial.

-¿Por qué en ocasiones nos asusta la tecnología y pensamos que los cambios van a cambiar todo a peor?

Por naturaleza, el ser humano siente aversión al cambio y maneja mal la incertidumbre. Y, sin embargo, si la humanidad ha llegado a hasta aquí ha sido, precisamente, por el cambio. Cualquier novedad, y las tecnológicas no son una excepción,  va acompañada de resistencias. De ese mismo roce, sin embargo, surgen a menudo nuevas ideas que permiten que el cambio se asiente.

-Hay quien piensa que la evolución tecnológica acabará con los puestos de trabajo…

 Y hay quien piensa que acabará con el mundo… Las visiones catastrofistas son también normales ante una revolución de las dimensiones de la actual, pero hay que situar las cosas en su contexto. Sí, es cierto que algunos trabajos que ahora son desempeñados por personas serán reemplazados por robots, pero también surgirán nuevas profesiones y oportunidades.

Las profesiones que quedarán por el camino serán aquellas que no necesitan de cualidades "humanas" como la imaginación, creatividad, intuición, innovación, etc. Pero todas estas cualidades van a seguir siendo necesarias en la era tecnológica. Lo que tenemos que hacer es articular mecanismos para que todas esas personas que están en riesgo de perder sus trabajos encuentren su lugar en este nuevo escenario.

Sería peligroso dejar que la Inteligencia Artificial tomase el control absoluto de nuestras vidas

-¿De qué manera podemos sacar más partido a la inteligencia artificial sin sentirnos amenazados por ella?

La Inteligencia Artificial puede hacernos la vida más fácil en muchos sentidos. Puede simplificar muchas de las tareas que realizamos  y ayudarnos a tomar decisiones que antes teníamos que tomar a ciegas. Los datos están ahí para servirnos. Pero, como ocurre con todo, hay que saber establecer los límites de su uso. Lo que sería peligroso es dejar que la Inteligencia Artificial tome el control absoluto de nuestras vidas. Debe ser tomada como lo que es: una herramienta.

-¿Somos conscientes de lo que significa estar viviendo esta cuarta revolución industrial?

En general, cada vez somos más conscientes, aunque resulta difícil cuando estás metido de lleno en el meollo. Nos falta perspectiva. Estamos demasiado ocupados construyendo entre todos esta revolución y nos falta tiempo para reflexionar acerca de su significado. Con el tiempo, lo comprenderemos mejor.

-¿Por qué no nos sentimos privilegiados por ser protagonistas de este proceso de cambio? ¿Deberíamos?

De nuevo, nos falta de perspectiva. Sin duda somos privilegiados, pero quizá no lo vivimos con ese sentimiento de euforia porque también sentimos el peso de la responsabilidad de ese protagonismo. Y no se disfruta lo mismo de la fiesta cuando eres un simple invitado que cuando tú eres el organizador y recae sobre tus hombres que todo salga bien.

-¿Cómo aprovechar esta revolución a nivel profesional y no perdernos ante lo vertiginoso de los cambios?

La revolución digital abre infinitas posibilidades para quien sepa comprender los nuevos parámetros que rigen este entorno. Y uno de esos parámetros es, precisamente, que lo vertiginoso es lo normal. Quien comprenda que la velocidad del cambio ahora es exponencial y que la incertidumbre es la nueva normalidad, tiene mucho ganado. Aprovecharán la revolución quienes sepan adaptarse, quienes sean flexibles, permeables y estén dispuestos a cuestionase, si es preciso, hasta sus propias creencias.

-¿Cómo pueden sacar partido las empresas?

La filosofía es la misma que para las personas. Deben olvidarse de los dogmas y los manuales porque lo que funcionaba hace unos años probablemente ya funcione ahora. Y eso es algo difícil de asimilar. Requiere humildad para aceptar que, en cierto modo, hay que volver a empezar desde el principio, y hacerlo, además, cada día.

Se necesitan un nuevo estilo de liderazgo, un "liderazgo digital "mucho más colaborativo e integrador que el hemos conocido hasta ahora para completar con éxito ese tránsito. Emprender la transformación digital de una empresa es una cuestión mucho más de cambio de maindsetque de llenar la oficina de software y dispositivos tecnológicos.  Es un cambio cultural mucho más que un cambio tecnológico.

-¿Qué "culpa" tiene Internet y las redes sociales en la evolución disruptiva del conocimiento?

Menos de la que se piensa. Internet y las redes sociales son aceleradores de esa evolución, permiten romper fronteras temporales y geográficas. Son herramientas que favorecen el trabajo colaborativo y el intercambio de conocimiento. Y en ese sentido son fantásticas e imprescindibles.

Pero el verdadero motor del pensamiento disruptivo está, no lo olvidemos, en las personas. Ellas son quienes tienen en su mano mirar la realidad de un modo desacostumbrado y alumbrar nuevas soluciones para viejos y nuevos problemas.

-¿Hacia dónde avanzamos? ¿Qué podemos esperar de la nueva era digital?

Podemos esperar más velocidad, más cambios. La humanidad avanza a pasos agigantados a hacia modelos que aun son difíciles de imaginar. En el horizonte se presentan desafíos como la transhumanidad, el imperio de los datos  o una sociedad cada vez más robotizada. Mantener una mente abierta, curiosa y valiente será clave para superarlos.

-¿Cómo podemos anticiparnos a lo que está por venir para sacarle más partido?

Con una herramienta esencial en la revolución digital. Una herramienta que, por cierto, es 100% humana: la creatividad. Es necesario aparcar las recetas de toda la vida y empezar a pensar de un modo diferente, con creatividad e imaginación. El pensamiento creativo es el que nos permite traer el futuro al presente para anticipar esos escenarios que están por llegar.

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