Hasta aquí hemos llegado, máquina. Nos has vencido al ajedrez o al Go, pero (de momento) no has podido con nosotros a DOTA 2.
Eso es lo que podrían haber comentado varios jugadores profesionales de DOTA 2 tras vencer al equipo OpenAI que había desarrollado un sistema de inteligencia artificial para tratar de ganar a jugadores humanos a este juego de estrategia. En un torneo con ex-jugadores profesionales chinos al mejor de tres partidas los humanos ganaron 2-0 a las máquinas. Hurra.
El equipo de cinco jugadores humanos jugó contra ese equipo de máquinas impulsadas por un proyecto de inteligencia artificial llamado OpenAI Five. Lo hicieron en el conocido torneo The International 8, en el que hay un total de 11 millones de dólares para el ganador absoluto.
En DOTA 2 la estrategia es distinta que en juegos como el ajedrez o el Go, y hay un componente de intuición aún más difícil de impulsar en esos sistemas de inteligencia artificial, que a pesar de todo pusieron en problemas a los jugadores humanos.
De hecho el equipo OpenAI Five logró adelantarse en el marcador en los primeros minutos, pero el equipo de jugadores humanos logró recuperarse y acabar ganando tanto esa partida como la siguiente.
Las normas para estas partidas eran algo más restringidas como un número algo más limitado de héroes y capacidades a elegir, algo que las máquinas compensaban con sus tiempos de reacción instantánea. Aunque los ingenieros trataron de ajustar el sistema para que su sistema de aprendizaje de refuerzo —que permite aprender de los errores y buscar premios a sus acciones—, la segunda partida acabó con otra derrota.
Los programadores de OpenAI Five detectaron que esas recompensas a corto plazo hacían que el objetivo final (ganar la partida) perdiera algo de peso, lo que impidió a las máquinas tener una estrategia más a largo plazo. Eso ha hecho que ahora dichos desarrolladores quieran centrarse en esa aproximación al problema, y veremos si en próximos enfrentamientos estas máquinas logran efectivamente derrotar a los jugadores humanos.
De momento, eso sí, seguimos respirando algo más tranquilos. Las máquinas no nos han superado en esto. Aún.