El "Retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo", o "La Gioconda", más conocida como Mona Lisa, es un cuadro inquietante y bello, pero nadie tiene claro del todo por qué. Cuando Leonardo da Vinci lo pintó, tal vez no se esperaba que este cuadro definiese tanto su carrera como pintor. Nadie sabe si es el sfumato de da Vinci o la sutil sonrisa de la figura, pero esta imagen ha encandilado a la humanidad. Ahora, un reciente estudio pretende resolver la razón de su encanto: la respuesta podría estar en una enfermedad.
"En muchos sentidos, es el atractivo de las imperfecciones de la enfermedad lo que le da a esta obra maestra su misteriosa realidad y encanto", explicaba en una Carta al Editor, de la revista Mayo Clinic Proceedings, Mandeep R. Mehra, el director médico del Heart & Vascular Center del hospital para mujeres de Brigham. "El enigma de la Mona Lisa se puede resolver mediante un simple diagnóstico médico de una enfermedad relacionada con el hipotiroidismo", afirmaba.
Para sustentar su hipótesis, Mehra apunta a algunos puntos observables en el retrato, como las lesiones de la piel o la hinchazón de las manos. Estas marcas son propias, indica el endocrino, de un desorden metabólico relacionado con los lípidos y problemas del corazón conocido como hiperlipidemia.
Una aterosclerosis temprana y un paro cardíaco podrían haber sido los causantes de la supuesta figura que muestra "La Gioconda", Lisa Gherardini. Para este médico, la enigmática sonrisa de la Mona Lisa podría deberse a una parada facial periférica, o parálisis de Bell, lo que explicaría el semblante ligeramente antinatural. Esta parálisis podría haberse debido a un ictus provocado por la hiperlipidemia.
Pero todavía queda más: para Mehra, el diagnóstico más plausible sería el hipotiroidismo, que habría causado el resto de afecciones de las que hablábamos. "El hipotiroidismo clínico es el diagnóstico más probable dado que Lisa Gherardini vivió hasta los 63 años", explicaba. "Si hubiera sufrido una enfermedad cardíaca y un trastorno lipídico, es poco probable que hubiera vivido hasta una edad tan avanzada dados los limitados tratamientos disponibles en el siglo XVI en Italia".
Para terminar de apuntalar su hipótesis, el médico explica que el pelo fino y pajizo, tono amarillento de la piel o el ligero bocio que se observa en la pintura son detalles esenciales. "La dieta de los italianos durante el Renacimiento carecía de yodo, y los bocios resultantes [la inflamación de la glándula tiroidea] se representaban comúnmente en pinturas y esculturas de la época".
La tiroides es una de las glándulas más importantes de nuestro sistema endocrino. Se encarga de producir las hormonas tiroideas cuya función es controlar diversos aspectos del metabolismo y crecimiento. La glándula se sitúa en la parte delantera del cuello, desde donde envía las señales hormonales a todas las partes de nuestro cuerpo.
El hipotiroidismo está asociado, entre otras cosas, al consumo de yodo, un micronutriente necesario en nuestra dieta
Cuando esta glándula se descontrola puede causar enormes problemas metabólicos: provoca una mala asimilación y acumulación de grasas, fatiga, malfuncionamiento de otros órganos... En general, el hipotiroidismo provoca una disminución de la actividad metabólica, lo que se traduce en malestar, hinchazón, menor ritmo cardíaco, cansancio, depresión y otros problemas fisiológicos que pueden resultar graves, como el síndrome de ovario poliquístico.