Andy Rubin no es un cualquiera en el mundo de la movilidad. Hablamos del co-creador de Android, una persona que tras abandonar Google se lanzó a la aventura de crear un móvil que para él iba a ser distinto en muchos ámbitos.
El resultado de ese esfuerzo es el Essential Phone PH-1, un smartphone que apostaba por la modularidad y por el respeto al usuario: nada de bloatware y nada de logos. La propuesta parece no haber cuajado, ya que se estima que solo se han vendido 50.000 unidades del móvil, una cifra muy baja que hace que nos preguntemos cuáles son las razones de esas bajas ventas.
La estimación de las ventas proviene del número de instalaciones de la aplicación Essential Camera, asociada específica a la cámara dual de este dispositivo, y aunque efectivamente las ventas podrían variar sensiblemente respecto a esa cifra, esa estimación parece bastante coherente.
Extraña que un dispositivo tan prometedor como el Essential Phone haya tenido tan poco éxito, sobre todo tras conseguir tal cobertura mediática y tal nivel de expectación. Ese diseño diferencial se caracterizaba tanto por los materiales como por el formato del móvil, con una pantalla casi sin marcos que destacaba por esa pequeña muesca para la webcam frontal.
La idea de ese diseño "limpio" en cuanto a ausencia de logotipos se asemejaba al menos en esa muesca al estilo del iPhone X que Apple acabó presentando poco después. Mucho menos pronunciada (y sin esa función de reconocimiento facial), ese diseño era una de las señas de identidad de un móvil destinado a competir con lo mejor de lo mejor.
Para hacerlo Rubin y su equipo apostaron por el potencial de la modularidad a través de un curioso sistema de acoplamiento magnético. La cámara 360 que apareció como primer accesorio modular planteaba una opción llamativa, pero otros plantearon esta misma idea en el pasado (los Moto Z siguen intentándolo en la práctica, o aquel fracasado Project Ara en teoría) sin lograr que la idea cuajase.
A esa modularidad se le añadía una filosofía "más respetuosa" con el usuario en cuanto al software. Rubin planteaba un sistema con garantías de actualización durante dos años y que además pretendía apostar por ecosistemas software abiertos. Eso sí: lo hacía mientras preinstalaba los servicios y aplicaciones de Google.
Ninguna de esas ideas (diseño, modularidad y ecosistema abierto aunque estuviera basado en Android) han parecido convencer a los usuarios, pero probablemente los verdaderos causantes de este desastre en ventas fueran dos: su cámara y su precio de salida. Los análisis que aparecieron del móvil dejaban claro que a pesar de su buena configuración hardware (equiparable a cualquier tope de gama de este año) la cámara dual no estaba ni mucho menos a la altura de las circunstancias.
Los responsables de Essential lanzaron una actualización software que según algunos análisis mejoraba la situación, pero el daño ya estaba hecho. Un móvil de gama alta como el que pretendía vendernos Essential se caracteriza por una cámara sobresaliente, y la del Essential Phone no lo era. Al menos no antes de esa actualización.
A esa circunstancia se le unió su precio: los 699 dólares que costaba inicialmente no parecían un precio descabellado sobre todo con ese diseño y materiales, pero probablemente el mal comportamiento de la cámara dual hizo que muchos optaran por otras alternativas. Eso provocó unas ventas iniciales de tan solo 5.000 unidades a través de la operdora Sprint (más algunas más de los modelos libres), algo desastroso para una empresa que había recibido una inversión de 1.000 millones de dólares.
Eso hizo que los responsables de Essential tuvieran que acudir al único recurso que les quedaba para salvar las ventas: bajar el precio de forma notable. Actualmente tiene un precio oficial de 499 dólares, aunque durante momentos puntuales (Black Friday, CyberMonday) llegó a estar a 399 dólares.
Con el precio actual el móvil es un competidor mucho más digno ahora que la cámara ya cumple mejor con la promesa que planteaba Essential, pero lo cierto es que esa recepción inicial ya ha dejado un mal sabor de boca que puede que condene de forma definitiva el futuro de este producto.
Como comentaba nuestro compañero Juan Carlos González en Xataka Android, puede que el Essential Phone no haya funcionado hasta ahora, pero esas limitadas ventas no son el final de la historia. No tienen por qué serlo, sobre todo porque como decimos a 499 dólares este móvil si parece una excelente apuesta por precio y prestaciones.
De hecho aun no recuperandose del golpe, en Essential seguramente hayan aprendido la lección. Rubin y su equipo tienen capacidad para volver a apostar por este mercado con un dispositivo que logre corregir los defectos de su primera propuesta, que quizás se equivocó de ambición: en lugar de la modularidad deberían haber apostado —como otros muchos— por una cámara de primer nivel desde el primer momento.
Queda por ver cómo se desarrollan las ventas de un terminal que probablemente no era todo lo revolucionario que nos quiso vender Rubin, pero que tampoco es ahora (ni mucho menos) un estrepitoso desastre como algunos parecen apuntar. No matemos todavía a Essential: no se lo merece.