Mucho se esperaba del nuevo modelo de Xiaomi, pero ha llegado sin sorpresas, sin cambios estéticos (nada de notch , por ejemplo), manteniendo su fantástico diseño (que les ha funcionado muy bien) y ampliando potencia en un terminal con cuerpo cerámico y biseles infinitos.
Las cámaras han mejorado: dos de 12 megapíxeles con opciones de angular y teleobjetivo usando un sensor Sony IMX363 y otro de Samsung, el que admite un zoom 2X con un f2.4 y píxeles de 1 micrómetro. La cámara principal tiene una apertura de f/1.8 y los píxeles de 1,4 micrones, por lo que se puede capturar más luz que con el modelo anterior. Comentan que es más rápido que el iPhone X en términos de autoenfoque, aunque eso es algo que lo veremos mejor cuando lo tengamos en manos para hacer las pruebas para nuestro canal de Youtube.
Cuenta también con un sistema AI Face ID de desbloqueo facial, además dela huella digital de siempre. El sistema de inteligencia artificial también mejora las funciones como el modo retrato y las de embellecimiento.
El objetivo es ofrecer un móvil ideal para hacer fotos cuando hay poca luz, así como aplicar un sistema de AI para que se ajusten las variables de forma automática en función del escenario en el que nos encontremos.
5,99 pulgadas de diagonal, aspect ratio de 2:1, resolución Full HD+ , USB Tipo C, lector de huellas, carga inalámbrica, Snapdragon 845, 6 u 8 GB de memoria RAM, 3.500 mAh de batería, Android 8.0 Oreo, Slow Motion mejorado, capaz de grabar a 120 fps en Full HD, y a 240 fps a resolución 720p… todo por un precio de 423 euros por el modelo de 6 GB de RAM y 64 GB (dependiendo del mercado), por lo que estamos frente a un gama media que realmente vale mucho la pena tener en cuenta.
