El caso de Cambridge Analytica puso a Facebook en control de daños y al mundo entero pendiente de las repercusiones sobre la red social por excelencia en materia de seguridad. Pero con la calma que ha seguido a la tormenta se ha visto que, además de la imagen pública ligeramente empañada, Facebook ha salido prácticamente intacto.
Cambridge Analytica perdió a casi todos sus clientes a raíz del escándalo de seguridad
Pero no es eso lo que ha pasado con la otra mitad del escándalo. Cambridge Analytica y su filial en Reino Unido, SCL Elections, no han podido campear el temporal. Las empresas han informado de que cierran sus puertas y de que, efectivamente, se encuentran en bancarrota.
Los empleados han recibido la notificación de que Cambridge Analytica cesa todas las operaciones a raíz de haber sido objetivo de "numerosas acusaciones sin fundamento". El motivo, evidentemente, no ha sido el mantener la buena imagen frente a la opinión pública. Así se puede ver en su comunicado de prensa:
"A pesar de la certeza de Cambridge Analytica de que sus empleados han actuado de manera legal y ética, el asedio de los medios ha espantado a todos los clientes de la empresa. El resultado es que ya no es rentable seguir con el negocio".
Tras el escándalo que llevó a Zuckerberg a declarar frente al Congreso de los Estados Unidos, la compañía ha estado perdiendo clientes de manera constante. La asociación con una de las brechas de seguridad más importantes de la historia y con la manipulación de unas de las elecciones más polémicas de los últimos tiempos, entre otros casos, han sido como un torpedo en la línea de flotación de la cartera de clientes.
A pesar de que Facebook se ha llevado el grueso de las críticas, Cambridge Analytica no ha escapado del escrutinio público. El CEO de la empresa, Alexander Nix, fue grabado con cámara oculta discutiendo sobre posibles sobornos.
Sin embargo, la inmediata destitución de Nix no fue suficiente para lavar la imagen de la compañía ni para evitar su predecible final.