La Comisión Europea controla estrechamente la actitud de las grandes tecnológicas y empresas que operan en la UE, y Google no es una excepción.
El organismo acusa a la compañía de Silicon Valley de violar las normas comunitarias de competencia, ya que entiende que Google fuerza a los usuarios a instalar los paquetes de aplicaciones de la empresa en sus móviles con sistema Android. La Comisión ha multado con más de 4.300 millones de euros a a la empresa, a la que lleva investigando desde 2015 por estas causas.
La Comisión Europea entiende que Google trabaja en la UE como monopolio, y podría exigir la retirada de sus acuerdos con los fabricantes
Sin embargo, la cuestión de fondo no es la gran cifra requerida, sino el posible cambio de actitud de la compañía en la Unión respecto a los móviles Android. En la UE, tres de cada cuatro móviles vendidos cuentan con un sistema Android, que para funcionar exige la descarga de la plataforma Google Play.
Aunque puedan existir otras formas de configurar el teléfono, lo cierto es que los usuarios confían en lo que más ruido hace: Google. Es por eso que muchas marcas firman acuerdos previos con la compañía, instalando de entrada un paquete de apps que los usuarios no pueden eliminar y que trabajan exclusivamente a través de Play: Google Maps o la barra de búsqueda de Chrome.
La Comisión considera que esto supone, de facto, una actuación monopolística y las posibilidades de que la empresa deba cambiar su forma de actuar en la UE son altas.
Esto implicaría que los fabricantes no tendrían por qué tener que comprar Google Play además de las otras aplicaciones preinstaladas, así que podrían mantener solo la plataforma de apps. Se abre la puerta, además, a que otras compañías como Microsoft paguen a los fabricantes para incluir Bing en vez de Google Chrome.
Como respuesta, Google podría decidir separar el sistema Android de los teléfonos móviles en los que se incluye, teniendo que comprar el paquete operativo y teniendo como resultado un dispositivo más caro.
Por otro lado, los usuarios podrían decantarse simplemente por aquellos fabricantes, como Samsung, que incluyen en los teléfonos su propio buscador.
Además, Google mantiene una línea propia de móviles, los Pixel, que podrían acabar funcionando del mismo modo que Apple con iOS, haciendo Android un elemento exclusivo de su marca.