Dentro de la extensa gama de portátiles renovados por Lenovo en esta IFA 2018, la variante que más arriesga, algo que ya forma parte de su ADN, es la del Lenovo Yoga Book C930. Es la forma de Lenovo de innovar en el mercado de los portátiles: convertir el teclado físico en otra pantalla, que cuando requiere un teclado lo emula digitalmente. Pero esta vez, con tinta electrónica.
Lenovo Yoga Book C930
Pantallas
10,8 pulgadas (2560 x 1600 píxeles), 10, 8 pulgadas (Full HD de tinta electrónica)
Procesador
Intel Core i5 / m3 (séptima generación)
RAM
4 GB
Almacenamiento
128 GB / 256 GB
Conectividad
Wi-Fi 802.11AC, Bluetooth, LTE ( opcional), dos puertos USB 3.1, un puerto USB-C
Dimensiones y peso
26,16 cm x 18,03 cm x 1,78 cm. 775 gramos (modelo Wi-Fi) / 799 gramos (modelo LTE)
Biometría
Lector dactilar
Batería
8,6 horas de duración
Sistema operativo
Windows 10
Precio
A partir de 999 euros
Una buena noticia respecto a su predecesor es que la pantalla principal, de 10,8 pulgadas, ahora crece en resolución hasta los 2560 x 1600 píxeles (Full HD la secundaria de tinta electrónica). Se mantiene la capacidad táctil, y las dimensiones y peso lo hacen apetecible como equipo ultraportátil: se mantiene muy por debajo del kilo.
Cuando necesitemos escribir, aparecerá el teclado dibujado sobre la pantalla, hasta aquí nada muy distinto al modelo anterior, en cuyo análisis ya comprobamos que requiere de cierta práctica para habituarnos a él, sin una respuesta física como estamos acostumbrados.
Cuando este teclado virtual no es usado, la pantalla en la que se incrusta permite escribir y dibujar en ella con un stylus, una solución que al menos luce más cómoda que tener que hacer trazos directamente en la pantalla si tenemos que tener el brazo levantado y en ese momento no podemos plegar el portátil.
Ahora, al contrario que en el Yoga Book anterior, sí podemos ver bajo el stylus lo que vamos trazando, sin tener que buscar la réplica en la pantalla principal.
Esta pantalla secundaria de tinta electrónica, en la práctica, también permite usar el ordenador como un enorme lector de libros electrónicos. Un guiño a los estudiantes y su necesidad de tomar y leer apuntes al mismo tiempo que manejan un dispositivo ligero y compacto.
No obstante, esto no significa que la pantalla secundaria vaya a poder mostrar cualquier app o cualquier contenido: más allá de manejar PDF's, no tendremos opción de darle otros usos alternativos al principal.
El teclado virtual aparece o se desvanece en función de cuándo necesitemos escribir en él. El trackpad, por supuesto, también se integra en esta pantalla. Ocupa un diminuto botón que cuando lo pulsamos crece hasta convertirse en un trackpad de tamaño completo, una solución que habrá que comprobar hasta qué punto es óptima cuando lo analicemos.
Si decíamos que la buena noticia de esta renovación estaba en la mejora de resolución de su pantalla principal, la mala noticia está en la duración de la batería, que queda limitada a "8,6" horas según Lenovo, algo que en horas y minutos debería traducirse en una autonomía de ocho horas y treinta y seis minutos aproximadamente. Para poner en contexto, el modelo anterior tenía 13 horas de autonomía.