El negocio del streaming de videojuegos es, cuanto menos, jugoso. Sin ir más lejos, Twitch, la plataforma de streaming y e-sports de Amazon, cuenta con 150.000 partners afiliados, más de dos millones de streamers mensuales y, solo en 2017, consiguió recaudar más de 30 millones de euros para ONGs y fundaciones. Luego, claro está, tenemos a Ninja, el streamer más famoso de Fortnite, que ha confirmado ganar alrededor de medio millón de dólares mensuales retransmitiendo en vivo.
Hay dinero en este sector. Amazon lo sabe, YouTube lo sabe, y 21st Century Fox, el famoso consorcio de medios americano, parece que también. Así, hoy hemos podido saber que Fox ha invertido 100 millones de dólares en una plataforma de streaming de videojuegos llamada Caffeine. Pero ¿qué es Caffeine?
Caffeine fue lanzada el 31 de enero de 2018 por Ben Keighran (Product Design Lead de Apple TV) y Sam Roberts (Senior User Experience Designer de Apple) gracias a una inyección de 46 millones de dólares de los firmas de capital de riesgo Andreessen Horowitz y Greylock Partners.
En su web, Caffeine se define como una "plataforma de streaming social para juegos, entretenimiento y artes creativas" en la que puedes "participar en tiempo real con el streamers o con los viewers", y su idea es realmente interesante.
En una entrevista que concedieron al medio TechCrunch, los fundadores de Caffeine dijeron que "hay 800 millones de gamers, pero solo dos millones crean contenido de forma regular en Twitch. Creemos que muchas personas también querrían retransmitir en vivo, pero es un proceso un poco tedioso". Y no les falta razón.
Una persona que quiera empezar a retransmitir en vivo en Twitch debería pelearse con claves, configuración de bitrates, IP, etc. Es un proceso que puede resultar complejo para una inmensa mayoría de potenciales streamers. Caffeine es mucho más sencillo. Basta con descargar un software de 7,5 MB en el ordenador y hacer un par de clics. En menos de dos minutos puedes estar retransmitiendo en directo.
La principal apuesta de Caffeine es la facilidad de uso y la instantaneidad. Por un lado, el software detecta a qué videojuego se está jugando en el ordenador observando los procesos del sistema, e inyecta directamente los comentarios de los espectadores en una superposición, como si de Twitch se tratase. No hay que configurar nada raro ni tener una multiventana. Todo sucede de forma automática.
Por otro lado, los chicos de Caffeine desarrollaron su propia red de vídeo basada en WebRTC, que es la misma tecnología que usan plataformas como Google Hangouts. Eso, al menos sobre el papel, permite que la retransmisión y las interacciones sean casi instantáneas.
Cada usuario tiene su perfil, y las personas que estén interesadas en su contenido pueden seguirlo y recibir notificaciones cuando esté emitiendo en directo. Para interactuar con ellos, los seguidores tienen un chat en el que puede escribir y mandar una especie de stickers. Estos stickers cuestan créditos, que deben comprarse con dinero real. Es así como la plataforma y los streamers ganan dinero.
La plataforma filtra los comentarios, dándole prioridad a los de tus amigos y a los que reciban más votos del resto de viewers. La idea de esto es evitar el SPAM, las amenazas y los comportamientos nocivos que, por desgracia, están a la orden del día en este tipo de plataformas. Para llevar a cabo este sistema, los chicos de Caffeine contrataron a Anna Sweet, ex ejecutiva de Valve y Oculus, y más ex trabajadores de Apple, Netflix, Amazon y Oracle.
Finalmente, cabe destacar que Caffeine no se centra solo en videojuegos. Cualquier persona puede coger su móvil o su webcam y retransmitir una especie de vlog hablando de su vida. Esto hace que la plataforma sea ligeramente más social y cercana que sus principales competidores, lo que podría suponer un atractivo para algunos usuarios.
Si bien es cierto que Caffeine es una alternativa interesante, la realidad es que sufre las mismas desventajas que cualquier servicio que pretenda competir contra uno más asentado: atraer el talento. Para que Caffeine consiga usuarios y, por tanto, más ingresos, deberá conseguir que grandes streamers se pasen a su plataforma. Ellos se encargan de arrastrar a sus seguidores.
Es exactamente lo mismo que pasó con Twitch y YouTube o Instagram y Vine. Son los creadores los que mueven a las masas, y tu servicio debe ser muy bueno para que un streamer como Ninja, que tiene 17 millones de suscriptores en YouTube y otros tantos en Twitch, decida abandonar esa zona de confort para apostar por ti.
De esa forma, parece que la única solución son los contratos de exclusividad con diferentes streamers y la retransmisión de otro tipo de eventos. En ese sentido, Caffeine ha firmado un acuerdo con Live Nation para emitir conciertos en su plataforma que podría darle un buen empujon. Solo el tiempo dirá si Caffeine marcará la diferencia o si, por el contrario, será una gota de agua más en el ingente océano de Internet.