Los drones están suponiendo una revolución en muchos ámbitos, pero tienen un problema muy serio: la batería, como casi cualquier dispositivo electrónico. Por ello, quedan totalmente inutilizados para muchos campos. Pero el ejército de Estados Unidos ha encontrado la solución: drones que no hace falta que aterricen para ser cargados (o para que se les cambie la batería).
No es que tengan una batería infinita, sino que se cargan en pleno vuelo, como si se tratase de un avión de combate. De hecho, esa es la clave del ejército de los EEUU para conseguir drones que pueden volar y recargarse sin aterrizar, por lo que no tendrán que pausar sus tareas para repostar energía.
No obstante, no tiene nada que ver el reportaje de aviones en pleno vuelo con el de los drones: en el caso de los pequeños aparatos voladores, no se cargan mediante un cable, sino mediante rayos láser que apuntan hacia unas platas fotovoltaicas situadas en el drone que se quiere cargar. Es muy ingenioso, y no es nada caro. El láser básicamente se convierte en energía eléctrica, como si fuera luz solar, y esta a su vez alimenta al drone.
Pero esto, en realidad, no es nuevo: en Australia ya lo hacen desde 2016, solo que en este caso sí que usan un cable y otro tipo de sensores.
Y gracias a esto, los militares han podido cargar los drones a una alucinante distancia de 500 metros. Pero, igual que eso de cargar los drones en vuelo no es nuevo, tampoco lo es el método: la Universidad de Washington (también en Estados Unidos) ya había desarrollado un método para cargar pequeños dispositivos electrónicos en los que no caben baterías, también mediante láseres y células fotovoltaicas.
Pero hay un inconveniente con este método: los láseres generan calor, por lo que el dron puede sobrecalentarse, lo que sería un grave problema para la integridad física del mismo.
Imagen de portada | Ejército de los Estados Unidos